Una vez terminadas las vacaciones, comienza un nuevo año y toca el momento de volver a las actividades habituales y a la rutina escolar.
Este momento muchas veces resulta incómodo para toda la familia. En este artículo te compartimos cinco consejos para retomar el ritmo rápidamente.
#1 Ajustar los horarios
Después de disfrutar de actividades y tiempo libre, debemos volver a respetar los horarios del día a día. Recuperar esta práctica puede resultar un poco agotador.
No a todos les agrada volver a la rutina y dejar atrás los juegos y las actividades en familia. Despedirse de una rutina sin horarios de forma abrupta puede resultar contraproducente y generar el efecto contrario.
Adaptarse lentamente, al menos una semana antes, ayudará a sostener la rutina escolar con mayor efectividad. Ordenar el sueño y el desayuno ya es un punto de partida importante en la adaptación.
La organización y el trabajo en equipo son factores que contribuyen a lograr resultados positivos a la hora de reelaborar una rutina relajada e instaurada durante el periodo de vacaciones.
Un niño mal alimentado y mal descansado no suele tener buenos resultados en su proceso de aprendizaje. Intervenir de manera paulatina en la alimentación y en la cantidad de horas de sueño es lo recomendable.
Modificar la calidad de alimentos, el horario de las ingestas y la hora de ir a dormir favorecen al descanso y a la salud en general.
#2 Repasar algunos conceptos escolares
Las vacaciones son un momento de relajación y distendimiento para toda la familia. Volver al ritmo cotidiano puede resultar agobiante si se toma a la ligera. Es muy buena idea prepararse de a poco para esta nueva etapa.
Por ejemplo, hacer una lista de lo que vamos a necesitar: útiles, mochila, uniforme. No hay que dejar este paso para último momento, ya que el estrés de andar a las corridas se proyectará en el niño.
También recuperar aprendizajes del año anterior es un buen inicio. Recordar lecturas, ejercicios, trabajos y experiencias pondrá en ritmo al futuro estudiante.
#3 Reducir el tiempo de uso de pantallas
Adaptarse al nuevo ritmo implica empezar a controlar tanto las salidas y reuniones con amigos como el uso de pantallas. El quedarse hasta tarde en estas actividades es perjudicial en tiempos de escuela.
Por ello, hay que poner límites y reducir gradualmente estos momentos de distensión. Una buena medida es disminuir paulatinamente el tiempo de pantallas.
Sabemos que el utilizar hasta tarde el móvil o jugar a los videojuegos puede ocasionar trastornos de sueño, estrés e insomnio. No solo su cuerpo debe adaptarse a la nueva dinámica, también su mente.
Limitar la exposición a las pantallas y aparatos electrónicos en general resulta muy productivo para favorecer el descanso de los niños. Además de este aspecto, los especialistas sugieren, al menos, una hora de actividad física al día para mantener una salud integral.
Para lograrlo, se recomienda implementar un horario de tope de uso e ir disminuyendo estos espacios de uso tecnológico. Esto permitirá que el niño redireccione su atención a su nueva meta.
#4 Estimula su capacidad cognitiva
La memoria y la percepción son capacidades cognitivas que deben estimularse para potenciar el aprendizaje en el niño. Aunque en apariencia suene serio y aburrido, la estimulación se puede lograr a través de actividades lúdicas y creativas.
Por ejemplo, un juego de mesa genera la necesidad de elaborar estrategias para ganar. La lectura de un cuento activa la imaginación, la retención y el ejercicio de la memoria.
Elaborar una ilustración o un collage permite expandir la creatividad y sistematizar cualquier concepto. Siempre podemos optar por alguna propuesta divertida y, de manera alternada, buscar estos espacios de reconexión con el aprendizaje.
#5 Empatizar y ayudar
El diálogo es fundamental en esta etapa del ciclo. Hablar con los niños y anticipar las responsabilidades y obligaciones que se avecinan les ayudará a encarar todo con mayor efectividad.
No todos los niños abordan los compromisos de igual modo y al mismo tiempo. Tener en cuenta estas particularidades nos ayudarán a llevar amablemente la adaptación.
Enumerar las tareas, detallarlas y ponerlas en práctica con antelación para entrar en ritmo es un buen comienzo. También se los puede incentivar recordándoles los aspectos positivos como el encuentro de sus amigos y profesores.
Los recuerdos de juegos y deportes también pueden resultar estimulantes y generarles expectativas.
Controlar la ansiedad es clave para vivir una transición armónica. Aplicar la resiliencia ayudará a todos en momentos de estrés y le permitirá al niño a través del ejemplo, apropiarse de herramientas de autocontrol para futuras experiencias similares.
Conversar sobre las nuevas normas de convivencia, el ritmo y las actividades les despejará la mayoría de las dudas. Ellos sabrán qué se espera de ellos y responderán de manera más empática.
Conclusión
Es muy común que durante las vacaciones modifiquemos algunos hábitos. Solemos abandonar las rutinas y los cronogramas estrictos y relajarnos con la alimentación, el sueño y el descanso.
Por ello, es importante ser conscientes del proceso que implica volver a este ritmo nuevamente al finalizar el tiempo de descanso. Esta transición requiere modificar nuestros horarios, retomar el orden y prepararnos para afrontar la nueva etapa.
No es muy difícil, y con un poco de motivación y esfuerzo podemos lograrlo. Lo más importante es no estigmatizar este proceso ni asociarlo con un momento negativo, sino todo lo contrario.
Podemos pensarlo y vivirlo como un inicio lleno de desafíos y experiencias enriquecedoras por venir. Potenciar este aspecto puede dar sus frutos y estimular al niño para emprender el desafío sin mayor esfuerzo.
Desde Intellectus te acompañamos a reflexionar sobre los procesos de aprendizaje en todas sus instancias porque nos preocupamos por la educación.
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